Escuchamos hablar de ellas frecuentemente. Son actividades muy populares que muchos tienden a confundir y a pensar que son la misma acción. Pero no es así. Se trata del senderismo y del trekking, dos disciplinas que ciertamente tienen algo importante en común: se basan en el disfrute de la naturaleza, la flora y la fauna.
Y si bien es cierto que tanto el senderismo como el trekking tienen que ver con el recorrido por caminos en entonos naturales, hay diferencias específicas que vale la pena conocer. Eso sí: ambas actividades aportan un notable bienestar general y mejoran el sistema cardiovascular porque involucran caminar y respirar aire fresco y limpio.
Para conocer algunas de las diferencias básicas entre uno y otro, describiremos cada actividad.
Senderismo
Cuando hablamos de senderismo nos referimos a caminatas que se desarrollan a través de caminos y cuyo grado de dificultad no llega a ser muy elevado, porque es una mezcla de actividad deportiva y turística.
Estas rutas están siempre ubicadas en zonas rurales o montañosas y constituyen vías de comunicación que fueron utilizadas en el pasado y no se emplean con frecuencia. Son caminos tradicionales que han sido señalizados con anterioridad por profesionales.
En muchos casos, estas rutas han sido homologadas y balizadas por diferentes federaciones y entes oficiales que las promueven para su uso público, al mismo tiempo que garantizan la seguridad de los senderos.
Trekking
La actividad física del trekking también te lleva a caminar por entornos naturales, pero en este caso se trata de espacios aislados o poco visitados como montañas, cañones, bosques, ríos o valles, donde además posiblemente tengas que acampar.
A diferencia del senderismo, en el trekking no se emplean rutas señalizadas para el desplazamiento. De hecho, además de hacer turismo, aquí generalmente eres tú mismo quien crea la ruta.
Del mismo modo, puede haber rutas breves que se prolongan solamente por unas horas y recorridos largos que pueden significar varias jornadas, lo que lleva a la necesidad de conocer el escenario que vas a afrontar y ser consciente de tu estado físico y de quienes te acompañarán en el trayecto.
No son lo mismo
Al analizar las descripciones que hemos hecho, ya te habrás dado cuenta de lo que distingue al senderismo del trekking. Sin embargo, vamos a profundizar en las diferencias para dejarlas mucho más claras.
La duración
Cuando hablamos de senderismo debemos vincularlo a rutas cortas que habitualmente te lleva horas transitar, mientras que el trekking envuelve recorridos con distancias más prolongadas que pueden llevarte más de semana.
Las señalizaciones
En el senderismo te encuentras con rutas bien señalizadas, con marcas determinadas para la debida orientación y de poca dificultad. En el caso del trekking, los caminos no han sido señalizados y presentan áreas con mayor dificultad, por lo que es aconsejable planificar adecuadamente la actividad.
La ida y la vuelta
En este aspecto también hay una notable diferencia, ya que cuando nos referimos al senderismo, la partida y el retorno son en el mismo punto. Es decir, inicias y culminas siempre en el mismo sitio. Pero en el trekking no hay exactitud acerca del lugar donde termina porque algunas veces puede iniciar en un país y terminar en otro.